Cuentas corrientes: el instrumento básico para las finanzas de cualquier usuario

Respuesta corta: de uno a cinco.

Respuesta larga: la mayoría de los bancos permiten que sus cuentas corrientes tengan más de un titular. De dos en adelante se denominan cuentas corrientes conjuntas y el número de personas autorizadas puede ser de entre dos y cinco, en función de la entidad. En ellas más de una un usuario aparece como propietario del instrumento y de los fondos que haya en él, de tal manera que todos pueden usar sus servicios. No obstante, existen varios tipos de cotitularidad en estos productos, y en función de estos los usuarios podrán actuar con completa libertad o tendrán algunas restricciones.

El primer tipo de cotitularidad es la indistinta, en la que todos los titulares están en igualdad de condiciones y pueden actuar con total libertad. Ésta es la más común entre parejas y familias, en las que todos sus miembros comparten ingresos y gastos.

Otro tipo de cotitularidad para las cuentas corrientes es la mancomunada, en el que todos los titulares también están al mismo nivel, pero necesitan del permiso de los demás para realizar cualquier operación. Ésta se suele utilizar en negocios pequeños con varios socios, organizaciones de diversa índole y comunidades de vecinos.

Por último está la cotitularidad subordinada, en la que los titulares no están en igualdad de condiciones: unos están plenamente autorizados para hacer lo que quieran, mientras que otros necesitan el consentimiento de los primeros para poder realizar las operaciones. Este tipo de cotitularidad también se da en empresas y en familias en las que, por ejemplo, los padres quieran facilitar un método de pago electrónico a sus hijos bajo su supervisión.

Respuesta corta: depende de la persona. En algunos casos sí, en otros no, pero siempre será de suma importancia porque carecer de una cuenta corriente en la actualidad complicará muchos aspectos de tu día a día.

Respuesta larga: tener una cuenta corriente puede ser obligatorio para algunas personas, fundamentalmente, por su actividad profesional. A día de hoy, muchas empresas sólo pagan sus sueldos o a sus proveedores mediante transferencia bancaria, por lo que para recibir el dinero por tu trabajo será necesario que tengas un instrumento de este tipo.

Asimismo, si posees un negocio será imprescindible que tengas una cuenta corriente en la que puedas recibir pagos electrónicos de tarjetas bancarias, el método más utilizado en la actualidad por los clientes en las transacciones comerciales.

Por otra parte, si en algún momento necesitas financiación de cualquier tipo, desde un préstamo personal para un gasto médico a una hipoteca para adquirir una vivienda, las entidades con las que quieras contratar el crédito te exigirán que tengas una cuenta corriente a tu nombre para concedértelo, ya que en ella cargarán las cuotas cada mes.

Si ninguno de los anteriores es tu caso, tal vez no sea imprescindible que tengas una cuenta corriente, pero sí muy recomendable. Y es que este instrumento facilita casi todas las operaciones bancarias más básicas, desde pagar recibos a hacer compras por internet, por lo que actualmente hace más simple y rápido cualquier movimiento de dinero, tanto de salida como de entrada.

Respuesta corta: sí, siempre que no exista ningún tipo de permanencia con la entidad de origen. Además, es posible trasladarlo todo automáticamente, tanto el dinero como las domiciliaciones.

Respuesta larga: sí, el titular de una cuenta corriente puede cambiarla a otra entidad si así lo desea. La única precaución que debe tomar es no tener ningún tipo de compromiso de permanencia con el banco de origen, puesto que en tal caso podría tener que enfrentarse a penalizaciones.

El proceso de cambio de la cuenta corriente de una entidad a otra es, además, bastante sencillo para el interesado, puesto que será el banco de destino el que se encargue de toda la operación: comunicarlo a la empresa de origen, trasladar los fondos y las domiciliaciones, cancelar los productos asociados, si los hay, y proceder a cerrar el instrumento.

Hay que tener presente que la ley obliga a los bancos a mantener la cuenta corriente antigua hasta que toda la operación se haya completado y la nueva esté operativa. Esto quiere decir que podrás seguir recibiendo dinero, pagando con tarjetas bancarias y estar al día de tus domiciliaciones hasta que todo esté listo en la entidad de destino.

Si el usuario ha pagado algún tipo de comisión o tarifa anual por adelantado por algún servicio en el banco de origen, por ejemplo, la comisión de mantenimiento de la cuenta corriente, tiene derecho a que la entidad le devuelva la parte proporcional del dinero por el tiempo que no va a hacer uso de dicho servicio.

Respuesta corta: sí, siempre que la modificación te beneficie o la entidad te haya avisado con al menos dos meses de antelación

Respuesta larga: la legislación española establece que los bancos pueden cambiar las condiciones de sus cuentas de duración indefinida en cualquier momento. En el caso de que esa alteración favorezca al cliente, la puede aplicar con carácter inmediato. En el caso de que le perjudique, las entidades están obligadas a comunicar la modificación con al menos dos meses de antelación, de tal forma que el cliente, si no está de acuerdo con ella, tenga tiempo suficiente para poder cancelarla antes de que se aplique.

En el caso de que no aceptes el cambio, es importante que lo comuniques lo antes posible a la entidad, puesto que el banco considerará que aceptas la modificación de forma tácita en el caso de que transcurra un tiempo sin que les informes de tu oposición. Eso sí, para que pueda hacer esto último, el periodo de aceptación tácita de la alteración de las condiciones tiene que venir especificado en el contrato de la cuenta corriente.

Además, si no aceptas el cambio, tienes derecho a cancelar la cuenta corriente de forma inmediata y sin coste alguno. La entidad debe proceder a cerrarla antes de que transcurran 24 horas desde que le ordenaste hacerlo.

Respuesta corta: el titular de la cuenta corriente debe comunicarlo por escrito a la entidad, la cual, tras realizar una serie de comprobaciones, le enviará el documento de cancelación para que el usuario lo firme. Una vez lo devuelva con su rúbrica, el banco debe proceder a cerrarla en menos de 24 horas.

Respuesta larga: para cerrar una cuenta corriente lo primero que debe hacer su titular es informar de esta decisión al banco por escrito. Una vez la entidad haya recibido dicha comunicación, le solicitará al usuario su DNI para comprobar su identidad (es posible que el interesado deba personarse en una sucursal para esta verificación) y, tras esto, le entregará el documento de la cancelación del producto para que lo firme. Una vez rubricado, la cuenta se cerrará en un plazo inferior a 24 horas.

Es recomendable que el usuario solicite un justificante de que el producto se ha cancelado una vez el trámite haya concluido. Hay bancos que no entregan este documento por sí mismos y es aconsejable que el interesado lo tenga por si en el futuro surgiese algún problema, pues es la prueba de que la cuenta corriente efectivamente se ha cerrado.

En cuanto a los costes, cerrar una cuenta bancaria es gratuito siempre que haya estado activa al menos seis meses y no tenga algún tipo de vinculación. En lo que se refiere a esas vinculaciones, no sólo hay que tener presentes las de la propia cuenta, también la de sus productos asociados, como tarjetas o planes de jubilación.

Asimismo, si el titular ha pagado por adelantado alguna comisión o tarifa por un servicio trimestral, semestral o anual, como la comisión de mantenimiento, tiene derecho a que el banco le devuelva la parte proporcional por el tiempo que no va a disfrutar del producto.

Respuesta corta: sí, tanto los extranjeros residentes como los no residentes.

Respuesta larga: sí, tanto los extranjeros residentes como los no residentes pueden abrir una cuenta bancaria en España, aunque hay diferencias en los procesos que deben llevar a cabo unos y otros y, en general, los primeros tendrán más facilidades y opciones para hacerlo.

Los extranjeros residentes podrán abrir una cuenta corriente, generalmente, bajo las mismas condiciones que las personas con ciudadanía española. Sólo que, en su caso, en lugar de presentar el DNI durante el proceso de contratación tendrán que aportar tanto su pasaporte (o documento de identidad nacional si pertenece a otro país de la Unión Europea) como su NIE (número de identidad de extranjero).

Para los extranjeros no residentes el proceso es algo más complicado por varios motivos: no todas las entidades ofrecen cuentas corrientes a estos usuarios, no es posible hacer la contratación online y el papeleo es mayor. Además, las comisiones suelen ser más altas y los productos normalmente tienen menos ventajas que los destinados a ciudadanos y residentes.

Un requisito fundamental para poder abrir una cuenta bancaria como extranjero no residente es presentar a la entidad, junto con el resto de papeleo habitual, un certificado de no residente. Este documento se puede conseguir en una comisaría de Policía o en la Oficina de Extranjería una vez el interesado haya rellenado una serie de documentos y haya pagado las tasas correspondientes. Su obtención no es inmediata, lo normal es que tarde alrededor de diez días en ser emitido.

Además del certificado de no residente, estos usuarios también tendrán que presentar ante el banco, al menos, su pasaporte, un documento que acredite su domicilio, un justificante de ingresos, un teléfono y un correo electrónico de contacto. Si alguno de estos escritos está en un idioma extranjero, deberán ser traducidos al castellano y apostillados (legalizados ante notario). Además de estos requisitos, es posible que las entidades soliciten alguno más para hacer más comprobaciones.