El temor a las políticas sobre criptomonedas de Estados Unidos da un nuevo impulso al proyecto del euro digital

El Banco Central Europeo (BCE) define el euro digital como un medio de pago electrónico disponible de forma gratuita para todos los ciudadanos

Europa quiere protegerse y evitar que los criptoactivos se instalen en la eurozona como forma de pago frente al apoyo institucional que reciben de EEUU

Image

Una representación de una moneda de Bitcoin encima de la bandera de Estados Unidos

REDACIÓN FINANZAS ABC

Sevilla
28/3/2025

Actualizado a las 13:16

El contexto geopolítico está abriendo nuevos frentes en Europa y está obligando al Viejo Continente a abordar situaciones que había ido relegando, como el gasto en defensa, o que no eran una prioridad, como el euro digital. La incertidumbre en el tablero internacional y económico ha acelerado la toma de decisiones para intentar que la Unión Europea no se quede atrás en esta carrera y, sobre todo, que no salga perjudicada. Parte de esta celeridad responde a la inquietud que genera entre los líderes europeos el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con su amenaza de guerra comercial y su apuesta por las criptomonedas.

Con su llegada a la Casa Blanca, Trump impulsó diversas leyes para favorecer los criptoactivos y anunció la creación de una reserva nacional de bitcoin, además de respaldar las stablecoins, monedas estables ligadas al dólar. El hecho de vincular los tokens con una moneda física, y además fuerte, ha sorprendido a la Unión Europea (UE). En materia de criptomonedas, Europa solo cuenta con el reglamento MiCA y un durmiente proyecto de euro digital que ha tenido que revivir a toda prisa para tener su propio dinero digital estable, supervisado por la autoridad competente y de uso entre particulares, comercios y empresas. 

¿Qué es el euro digital?

El Banco Central Europeo (BCE) define el euro digital como un medio de pago electrónico disponible de forma gratuita para todos. De esta manera, sería el equivalente digital al dinero físico que se usa en la UE. De hecho, está pensado para utilizarse entre los países con moneda común y ofrecer seguridad y privacidad a sus usuarios. Además, se entiende que en una sociedad cada vez más digitalizada, donde los pagos electrónicos están a la orden del día y el dinero físico apenas se utiliza en algunas franjas de edad, el euro digital es la evolución natural del dinero físico. 

Sin embargo, esto no implica la desaparición de las monedas ni de los billetes, sino que convivirán con el dinero electrónico. La idea es, más bien, que el euro digital y el electrónico se usen al mismo tiempo. De hecho, su emisor y su regulador será en ambos casos el Banco Central Europeo. Además, ante el auge del debate sobre el euro digital, distintas voces del BCE, pero también de los bancos centrales de cada país, garantizan la complementación sin problemas de los dos tipos de euros, digital y físico.

Aunque por el momento es solo un proyecto, en el BCE adelantan que, una vez que se formalice, será un medio de pago electrónico europeo. Esto es importante porque en la actualidad no existe ninguna opción de pago digital europea pública que llegue a toda la zona euro. Además, el hecho de que la autoridad insista en que sea europeo no es casualidad, ya que 13 de los 20 países del euro dependen de esquemas internacionales para los pagos electrónicos con tarjetas. De ahí la intención de dejar de depender de proveedores extranjeros como Visa o Mastercard. 

¿Por qué ahora?

A pesar de que el incremento de los pagos digitales es una buena razón para relanzar el proyecto del euro digital, la realidad es que los motivos detrás del impulso de esta iniciativa no son sólo ese. Las respuestas a este proyecto se encuentran sólo con mirar a Estados Unidos. La llegada de Trump ha demostrado a Europa que debe reducir su dependencia de este país en todo tipo de cuestiones ante la impredecibilidad de sus decisiones. 

Así, ante el fuerte respaldo que las criptomonedas están encontrando en el presidente estadounidense, Europa quiere protegerse y evitar que estos activos se instalen como medio de pago en la eurozona, ya que podría poner en riesgo la estabilidad financiera de los países del euro. Con una moneda propia, pero digital, se limitaría la dependencia de los sistemas de pago de otros países y, en concreto, de Estados Unidos. 

La unanimidad entre las autoridades estadounidenses para que el dólar sea la moneda de reserva mundial, también en el mundo digital, ha alertado a los dirigentes europeos. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, afirmó que el euro digital no solo resulta de vital importancia, sino que, además, se ha vuelto relevante y necesario. Nadie duda ya, ni en Bruselas ni en Fráncfort, de que es prácticamente obligatorio acelerar el proyecto del euro digital, para que la moneda sirva a su vez para respaldar el sistema de pagos europeos, dar seguridad económica al Viejo Continente y reforzar el papel del euro en el tablero mundial. 

Si las stablecoins ligadas al dólar ganaran terreno en el día a día de los europeos, tanto en sus pagos habituales como en sus cuentas, el euro emitido por el BCE empezaría a perder sentido. Otra consecuencia de ese hipotético escenario de criptomonedas respaldadas por el dólar sería que el sistema de pagos en Europa quedaría irremediablemente ligado al billete verde, y la UE perdería su soberanía monetaria, por poner solo algunos ejemplos.

¿Cuándo estará en vigor el euro digital?

Las prisas en la Unión Europea tienen que entenderse siempre dentro de un contexto burocrático en el que hay muchos países e instituciones involucrados en la toma de decisiones. Por tanto, a pesar de la urgencia que quieren transmitir los mandatarios del Viejo Continente, la realidad es que no hay una fecha para que el euro digital sea una realidad. No obstante, sí existen algunos plazos para tratar de avanzar en una dirección común.

El proyecto del euro digital nació hace cinco años, después de que la intención de Facebook de crear una criptomoneda para pagos transfronterizos pusiera en jaque al BCE. Con ese telón de fondo, Fráncfort puso en marcha el High Level Task Force on Digital Euro, o lo que es lo mismo, un grupo de trabajo de alto nivel para el euro digital. Un lustro después, más que la idea de Facebook, preocupa la influencia geopolítica en la soberanía monetaria europea. Desde 2023, el euro digital está en fase de preparación, y se espera que el BCE aporte información sobre su progreso este otoño, en concreto, para octubre. 

El resultado de ese informe no implicará la entrada en vigor del euro digital, sino tan solo el paso a una siguiente fase si todos están conformes. Todo parece apuntar a que así será, pero se necesita el consenso de los legisladores y la aprobación de un marco normativo que dé seguridad legal al proyecto. También se tiene que lograr el entendimiento entre el Consejo y el Parlamento, para después negociar en trílogos y adoptar las propuestas de forma oficial. Todo ello puede prolongarse meses, ya que los textos legislativos tienen que traducirse a todas las lenguas oficiales de la UE. 

Además, algunos expertos apuntan que para que el euro digital sea de curso legal también habrá que modificar el Tratado de Funcionamiento de la UE (TFUE), ya que contempla que solo son de curso legal los billetes de papel. Esto podría traer nuevos retrasos, ya que algunos países de la Unión Europea no utilizan el euro, y por tanto, tampoco tienen especial interés en el euro digital, por lo que podrían oponerse. 

Junto al problema jurídico, hay otro de naturaleza tecnológica. Por el momento, no existe una plataforma para sostener este proyecto, por lo que antes de la implantación del euro digital tendrá que desarrollarse una. En resumen, se están dando pasos para el euro digital, pero el camino es largo y nadie se atreve a poner una fecha.