Tarjetas bancarias: crédito, débito y prepago sin comisiones y para cualquier tipo de usuario
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Compara sus ventajas, costes y gestiones que permiten llevar a cabo
Compra online con tarjeta bancaria
PABLO R.G
SevillaActualizado a las 02:53
Las tarjetas bancarias son instrumentos de pago básicos hoy día, en especial a la hora de realizar transacciones por internet, ámbito en el que son el método más utilizado, con diferencia, para adquirir artículos y servicios. Se trata de productos que dan acceso directo a fondos por diversas vías, en función de su tipología, sin que su titular tenga que disponer de dinero en efectivo, por lo que son más seguros y cómodos que éste último.
En el mercado podemos encontrar distintos tipos de tarjetas bancarias, fundamentalmente las tarjetas de crédito, las tarjetas de débito y las tarjetas prepago. Cada una de ellas tienen características, ventajas e inconvenientes propios y serán más recomendables para unos usuarios que para otros según sus necesidades.
A continuación te explicamos las particularidades de cada una de las tarjetas bancarias, sus ventajas y desventajas, quién puede hacerse con ellas, cómo conseguirlas sin comisiones y te ofrecemos un completo listado con las mejores del momento, entre otros aspectos.
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Pagos rápidos y sencillos sin necesidad de efectivo: así son las tarjetas bancarias
Las tarjetas bancarias son instrumentos de pago con los que su propietario puede comprar bienes y servicios sin necesidad de utilizar efectivo. Estas herramientas financieras dan a su titular acceso directo a fondos, ya sea a sus propios ahorros (débito o prepago) o a capital prestado (crédito), y permiten que los transfiera directamente a la cuenta del negocio en con el que se esté realizando la transacción.
Para poder hacer esto, las tarjetas bancarias guardan una serie de datos de su titular, como su nombre, su información de acceso o el número de cuenta a la que está asociado el plástico, y están dotadas de distintos mecanismos para que el usuario pueda activar el pago de forma segura, como la banda magnética trasera o el chip electrónico contacless, ambos para pagos físicos a través de datáfonos o dispositivos similares, o códigos como el número de la tarjeta, su fecha de validez y el CVV, que el usuario debe facilitar al negocio para que se le realice el cargo. Esto último se hace sobre todo en compras online.
Tanto si el usuario utiliza su tarjeta bancaria para pagos físicos como para digitales, es posible que tenga que realizar alguna acción de seguridad adicional para completar la transacción, como introducir el número PIN del plástico o confirmar la operación desde la app móvil de su banco.
Además de permitir compras por internet, pues la inmensa mayoría de los negocios electrónicos las aceptan, las tarjetas bancarias son un método de pago físico muy cómodo y sencillo, ya que su tamaño es muy reducido y no pesan casi nada, al contrario que los billetes y, sobre todo, las monedas. En la actualidad, gracias a que todas llevan chips contacless, se pueden usar con sólo acercarlas al datáfono, sin tener que introducirlas por ninguna rendija como sucedía antes, lo que simplifica aún más su uso.
¿Quién puede contratar una tarjeta bancaria?
Las tarjetas bancarias son, en general, productos bastante asequibles a los que prácticamente cualquier persona puede acceder, ya que los requisitos de muchas de ellas son bastante laxos. No obstante, hay que tener presente que existen distintos tipos de estos plásticos, cada uno con características y condiciones propias, por lo que contratar alguno de ellos puede ser más difícil que hacerse con otros.
En términos generales, los requisitos básicos para que un usuario pueda hacerse con una tarjeta bancaria son que sea mayor de edad, resida legalmente en España, disponga de un documento de identidad válido y en vigor (DNI, NIE, pasaporte), que tenga un buen historial crediticio y que disponga de una cuenta bancaria. En función del tipo de plástico del que se trate, será o no obligatorio que esa cuenta bancaria pertenezca a la misma entidad.
Además de esos requisitos básicos, algunas tarjetas exigirán que el interesado cumpla con algunas condiciones más exigentes, sobre todo las de crédito, para poder hacerse con ellas, como tener una nómina, poder demostrar ingresos mínimos recurrentes de otro tipo o tener contratado algún producto adicional de la entidad.
Tipos de tarjetas bancarias: crédito, débito y prepago
Tarjetas de crédito
Se trata de un tipo de tarjeta bancaria que concede a su titular una cantidad de dinero por adelantado, que puede ser de varios miles de euros, para que realice sus pagos sin tener que depender de sus ahorros. Son, en definitiva, instrumentos que hacen pequeños préstamos a sus usuarios cuando lo necesitan, los cuales devuelven todo lo prestado más los intereses en el plazo establecido, generalmente al cierre del mismo mes, aunque también hay entidades que permiten a sus clientes que demoren el pago varios meses.
El dinero del que pueden disponer los titulares de las tarjetas de crédito no es ilimitado. Estos instrumentos tienen un tope de gasto que las entidades que las comercializan establecen en función tanto de sus propias políticas corporativas como de la solvencia del solicitante, que se evalúa fundamentalmente según el dinero que gane, sus gastos recurrentes y su historial crediticio.
El análisis de la solvencia del solicitante no sólo servirá para establecer su límite de gasto, antes de llegar a ese punto será el que determine si la entidad está dispuesta a concederle la tarjeta de crédito. Y es que, al tratarse de un producto que presta dinero, estos plásticos tienen requisitos adicionales bastante exigentes, entre los que tener ingresos suficientes y un buen historial financiero son de los más importantes.
La principal ventaja de las tarjetas de crédito es que permiten pagar por adelantado gastos cuantiosos y diferir el pago en varias cuotas, por lo que dan a sus titulares la posibilidad de adquirir lo que necesitan aunque no tengan ahorros para ello en ese momento. Además, muchas de ellas incluyen beneficios exclusivos para sus titulares, como descuentos en comercios seleccionados, cashback en determinadas compras o seguros de diversa índole.
En lo que se refiere a sus desventajas, la principal de ellas es su alto coste. Sus intereses suelen ser elevados y algunas de ellas tienen cuotas de mantenimiento y comisiones. No obstante, con determinadas entidades es posible conseguir tarjetas de crédito gratis si se cumplen una serie de condiciones, por ejemplo, si se hacen pagos con ellas un mínimo de veces al mes o al trimestre, si se tienen contratados otros servicios con el banco o si el usuario devuelve siempre el dinero prestado al final del mes corriente.
Los usuarios que estén interesados en hacerse con una tarjeta de crédito también deben tener en cuenta que estos instrumentos entrañan un importante riesgo de endeudamiento, tanto por lo elevado de sus intereses como por la facilidad que dan a su titular para gastar un dinero por adelantado que no es realmente suyo. Por ello, se recomienda pensar muy detenidamente si este es el producto bancario que se necesita y, de ser así, se aconseja ser muy precavido al utilizarlo.
Tarjetas de débito
Las tarjetas de débito, por su parte, también permiten a su titular hacer pagos electrónicos sin necesidad de utilizar efectivo, pero en este caso el dinero que se usa es propio, de los ahorros que el usuario tenga depositados en la cuenta corriente asociada al plástico, en lugar de capital prestado como ocurre con las tarjetas de crédito.
Al utilizar el propio dinero del usuario, las tarjetas de débito no tienen intereses. Sí tienen límites de gasto, tanto en el pago con el plástico como en la retirada de efectivo en cajeros, pero normalmente éste se puede ampliar llamando a la entidad o a través de la app del banco. Por lo tanto, con estos instrumentos el titular tiene más libertad y menos costes, pero claro, sólo puede utilizar el dinero que tenga en posesión en ese momento. En el caso de que no tenga capital suficiente al realizar una compra con la tarjeta de débito, la transacción será rechazada por el comercio.
El principal beneficio que ofrecen las tarjetas de débito es que permiten a su titular realizar pagos físicos sin necesidad de llevar efectivo y compras online. Además, son instrumentos bastante baratos, porque tienen pocas o nulas comisiones. De hecho, muchas entidades las ofrecen completamente gratis al abrir una cuenta corriente.
En cuanto a las desventajas, la más importante es que con las tarjetas de débito el usuario debe tener ahorros para poder realizar sus compras, en caso contrario, los comercios rechazarán el pago y no podrá completar las transacciones que desea. Asimismo, al usar fondos propios sin apenas límites, es más difícil controlar los gastos con ellas.
Tarjetas prepago
Las tarjetas prepago son muy similares a las de débito, pero con una diferencia fundamental: no están conectadas con una cuenta corriente, por lo que no dan acceso directo a los fondos del usuario. Para utilizarlas, su titular tiene que recargarlas primero, motivo por el que también se las conoce como tarjetas monedero.
Habitualmente, los titulares de las tarjetas prepago añaden la cantidad de dinero exacta o muy aproximada que van a necesitar antes de realizar su compra. Esto se puede hacer con carácter inmediato y sin comisiones con muchas de ellas, ya que aceptan recargas desde otras tarjetas de crédito o de débito. También se pueden cargar fondos mediante una transferencia bancaria convencional o desde aplicaciones como PayPal, pero en estos casos el capital puede tardar varios días en estar disponibles. Al ingresar sólo el monto que se van a utilizar inmediatamente, las tarjetas prepago permanecen la mayor parte del tiempo sin dinero, o con muy poco.
Este funcionamiento hace que sean bastante seguras, puesto que no acumulan los ahorros del cliente ni guardan los datos de otros instrumentos financieros, de tal manera que, de ser robadas, clonadas o vulneradas, los delincuentes sólo podrán hacerse con el dinero que haya ingresado en ellas, que no suele ser mucho, si es que lo hay. Por este motivo, las tarjetas prepago se utilizan a menudo para realizar compras por internet en comercios desconocidos por el usuario, en los que se realiza por primera vez una adquisición y con los que todavía no se ha establecido una relación de confianza.
La única posibilidad de que un delincuente pudiese sustraer una cantidad significativa de una tarjeta de prepago es que vulnerase su seguridad justo en el momento que media entre la recarga y la ejecución de la compra, algo altamente improbable.
Asimismo, las tarjetas prepago pueden ser un buen instrumento para que el usuario controle sus finanzas, puesto que al tener que recargarlas cada vez que va a realizar una transacción, será más consciente de cuánto gasta.
Así pues, la principal ventaja de las tarjetas de prepago es su mayor seguridad, pues a la protección que incluye cualquier tarjeta bancaria añade la particularidad de que no da acceso directo a fondos, ni a ahorros propios ni a capital a crédito. Y su principal desventaja es que hacen todo el proceso de pago algo más engorroso, ya que en cada compra habrá que cargar dinero previamente.
¿Cómo puedo conseguir la mejor tarjeta bancaria?
En el mercado financiero existen multitud de tarjetas bancarias que no sólo varían por su tipología, puesto que dentro de cada categoría también podemos encontrar muchas diferencias, tantas como entidades comercializan este tipo de productos. Por eso, decidir qué plástico nos conviene más puede llegar a ser una tarea bastante compleja.
Lo primero que debes hacer es evaluar tus necesidades y preferencias económicas. ¿Te va a hacer falta dinero a crédito para tus compras cotidianas a medio o largo plazo? ¿Buscas una tarjeta de débito gratuita o con los costes más reducidos que sea posible? ¿Compras mucho por internet y quieres reforzar la seguridad de esas transacciones?
Una vez tengas claras cuáles van a ser las características de la tarjeta bancaria que quiere contratar, el siguiente paso será evaluar las distintas opciones que ofrece el mercado para encontrar la que más ventajas ofrece de todas las que te cuadren. Para ello, recomendamos que prestes atención, al menos, a los siguientes elementos:
Costes
Muchas tarjetas bancarias incluyen determinados costes como comisiones de emisión, mantenimiento, por retirada de efectivo en cajeros de otras entidades o por pagos en el extranjero, entre otros. Pero también existen varios de estos instrumentos que son completamente gratuitos, sobre todo tarjetas de débito y de prepago. Por contra, los plásticos que suelen ser más costosos son las tarjetas de crédito, que además de las posibles tarifas por los conceptos comentados anteriormente también cobran intereses por el dinero prestado. Es importante revisar todos estos posibles costes antes de contratar el instrumento para tener claro el gasto que supondría para tu bolsillo.Límite de gasto
Muchas tarjetas bancarias tienen límites de gasto y de retiradas de efectivo en cajeros. En algunos casos es diario y en otros, mensual. Es recomendable revistar este tope para asegurarte de que se adapte a lo que prevés que vas a necesitar.Dificultad de concesión
Hay tarjetas bancarias con requisitos más exigentes que otras. En especial, las entidades que las comercializan prestan atención al historial financiero del usuario y a sus ingresos mensuales, sobre todo en las tarjetas de crédito. En función de las condiciones que puedas cumplir, tendrás que decantarte por unas u otras.Pagos en el extranjero
Algunas tarjetas permiten a sus titulares realizar pagos en el extranjero, incluso en divisas diferente al euro, sin comisiones ni costes adicionales, mientras que otras pueden llegar a cobrar hasta un 3% del monto de cada transacción. Si viajas a menudo fuera de nuestras fronteras, este es un elemento que debes tener muy en cuenta.Seguros
Muchas tarjetas incluyen distintos seguros sin costes adicionales que pueden cubrir contratiempos como accidentes, cargos no autorizados, pérdida o robo de compras hechas por internet, extravío de equipaje o retrasos de vuelos, entre muchos otros. Las que más pólizas suelen ofrecer son las de crédito.Seguridad reforzada
Algunos bancos refuerzan la seguridad de sus tarjetas con medidas como códigos CVV dinámicos (esta combinación numérica es fundamental para poder realizar compras por internet), tarjetas digitales de un sólo uso o la posibilidad de activar y desactivar el plástico al instante desde la aplicación móvil del banco.Ventajas adicionales
Algunas tarjetas incluyen descuentos en los pagos que se realicen con ellas en comercios seleccionados que tengan acuerdos con el banco emisor, u ofrecen cashback de un porcentaje de las transacciones, entre otras ventajas.Banca digital
Hoy día todas las entidades disponen de servicios de banca digital, con páginas webs y aplicaciones móviles desde las que se pueden gestionar muchos aspectos de sus instrumentos financieros, incluidas las tarjetas bancarias. Sin embargo, no todas esas herramientas digitales están igual de optimizadas: es posible que algunas no permitan realizar todos los trámites que se pueden hacer físicamente en las sucursales, fallen a menudo o retrasen la operativa con constantes mensajes promocionales. Si quieres disponer de todos los servicios de tu entidad sin moverte de casa, es recomendable que busques una empresa que tenga una buena banca digital.¿Es seguro utilizar tarjetas bancarias para mis pagos?
Sí, las tarjetas bancarias incluyen una serie de medidas y protocolos para que su uso como método de pago, tanto en comercios físicos como a través de internet, sea seguro.
La primera medida de seguridad, la más básica y antigua, es la de los distintos códigos numéricos que incluye cualquier tarjeta: su número de identificación, su fecha de expiración, su CVV y el PIN que se solicita para compras físicas y retiradas de efectivo en cajeros. Para poder utilizar este instrumento es necesario que la persona los conozca todos, para lo que es indispensable estar en posesión del plástico y saber, además, sus datos de acceso.
Con la llegada de la banca digital, además, los bancos han implementado medidas de seguridad adicionales a través de los dispositivos móviles de los clientes. Por ejemplo, los usuarios pueden activar el envío de notificaciones inmediatas cuando se realice un pago con la tarjeta bancaria, a través de la app o mediante SMS, y en las compras online es habitual que la persona tenga que acceder a la aplicación de la entidad para, desde dentro, autorizar la transacción. Con este último paso se añade una capa de protección adicional: quien quiera usar el plástico también debe saber la clave de acceso a la banca digital, que puede y es recomendable que sea diferente al PIN del instrumento.
Hoy día las cuentas corrientes y las tarjetas bancarias también se asocian a un número de teléfono móvil, algo que habilita otra medida adicional de seguridad. Cuando una persona quiere realizar una transacción, el banco envía un SMS a ese número de teléfono con un código que se deberá introducir para poder completar la operación. De esta manera, el posible ladrón que quiera utilizarlo no sólo tendría que sustraer el plástico, también el móvil de la víctima.
Por último, recientemente algunas entidades también han implementado el uso de CVV dinámicos o de tarjetas digitales desechables. En ambos casos, al cambiar los datos cada poco tiempo, aunque la información del plástico sea sustraída y se vulneren el resto de medidas de seguridad, los delincuentes no podrán sustraer dinero porque esa información quedará obsoleta muy pronto, a veces incluso tras cada compra.