El BCE mantiene sus tipos de interés: así beneficia a los productos de renta fija
Productos de renta fija destacados para rentalizar tus ahorros
Cómo funcionan los tipos de interés del BCE y por qué son importantes
Signo porcentaje en madera sobre una mesa
PABLO.R.G
SevillaActualizado a las 12:52
En su reunión de julio, el Banco Central Europeo (BCE) ha decidido mantener sus tipos de interés al 4,25%, tal y como era previsible después de la bajada que acometió hace algo más de un mes, en junio, por primera vez desde que este indicador se disparase hace dos años como respuesta a la inflación acelerada que experimentó el Viejo Continente a consecuencia de la pandemia de coronavirus y el estallido de la guerra de Ucrania. La institución comunitaria considera que la presión inflacionaria es todavía demasiado alta como para acometer un nuevo recorte, pese a que son muchas las voces que siguen reclamando más disminuciones para favorecer el crecimiento económico.
El mantenimiento de los tipos de interés del BCE es una mala noticia para las personas con créditos abiertos, especialmente hipotecas de tipo variable, pero buena para aquellos usuarios titulares de productos de renta fija como las cuentas remuneradas, las cuentas de ahorro o los depósitos a plazo fijo. Porque significa que muchos de estos instrumentos seguirán ofreciendo la misma rentabilidad que hasta ahora.
Esto se debe a que los tipos de interés del BCE marcan, en buena medida, el coste del dinero a crédito en la Unión Europea (UE) en dos sentidos: tanto el que prestan los bancos a sus clientes como el que los particulares dejan a las entidades mediante depósitos bancarios y cuentas remuneradas. Hay que tener en cuenta que los productos de renta fija son una especie de crédito a la inversa, en los que es el particular el que presta dinero a los bancos por un tiempo a cambio de recibir una contraprestación en forma de intereses. De esta forma, cuanto más altos son los tipos de interés del BCE, mayores serán las rentabilidades que se pueden lograr con las cuentas de ahorro, las cuentas remuneradas y los depósitos a plazo fijo.
¿Qué son los tipos de interés del BCE y cómo funcionan?
El Banco Central Europeo es la institución pública comunitaria encargada de la política monetaria de la Unión Europea. Una de sus principales funciones es velar por la estabilidad de los precios en el Viejo Continente e intervenir cuando se producen desequilibrios como la inflación (aumento generalizado de precios). Para ello, este órgano se vale de diferentes instrumentos, entre los que destacan sus tipos de interés oficiales.
El BCE es, entre otras cosas, uno de los grandes financiadores de la banca privada de la Unión Europea: las entidades le solicitan enormes cantidades de dinero a crédito para sus diferentes negocios y también depositan importantes sumas en el organismo europeo para conseguir intereses a plazo fijo. El coste de esos préstamos y la remuneración de los depósitos a la banca privada se establece mediante los tipos de interés oficiales, de tal manera que son iguales para todos los solicitantes.
El BCE no presta dinero ni recibe depósitos de empresas que no pertenezcan al sector financiero ni de particulares, pero como es uno de los grandes financiadores de la banca privada, ésta acaba trasladando los tipos de interés oficiales del Banco Central Europeo, en mayor o menor medida, al coste de sus productos. Por eso los tipos de interés del BCE tienen tantísima influencia en la economía de la Unión Europea y son uno de los principales instrumentos de los que se sirve el organismo comunitario para controlar la estabilidad monetaria del Viejo Continente.
¿Cómo? Cuando se produce un desequilibrio, el BCE sube o baja sus tipos de interés para que la facilidad o la dificultad para el acceso al dinero a crédito corrija la perturbación. Por ejemplo, cuando se da un periodo inflacionista, como el que lleva sufriendo la UE desde finales de 2021, el Banco Central Europeo sube sus tipos de interés con el objetivo de que haya menos dinero en circulación, lo que desincentiva el consumo y ayuda a detener la escalada de precios.
Para reducir el dinero en circulación, el BCE recurre a dos estrategias: por una parte, encarece el acceso al dinero a crédito, y por otra, aumenta la remuneración de sus depósitos para que los ciudadanos consideren más atractivo el ahorro que el consumo o la inversión en activos. Al conseguir mejores beneficios por parte del BCE, la banca privada también puede ofrecer intereses más altos por productos como las cuentas remuneradas, las cuentas de ahorro y los depósitos a plazo fijo a sus clientes.
Asimismo, la banca privada también utiliza sus productos de renta fija para obtener una financiación alternativa más económica de la que proporciona el BCE u otras entidades de crédito. Así pues, pueden llegar a ofrecer intereses similares o incluso superiores a los oficiales para conseguir dinero más barato. Esto es posible porque los tipos de interés para depósitos suelen ser más bajos que los de crédito en periodos inflacionistas, de tal manera que seguirán consiguiendo capital por debajo del precio del Banco Central Europeo.
Así pues, los altos tipos de interés benefician a los clientes de renta fija, fundamentalmente, por dos motivos: el BCE remunera mucho mejor los depósitos de las entidades privadas, por lo que estas pueden ofrecer mejores rentabilidades a sus clientes, y a esto algunos bancos suman beneficios aún más competitivos para conseguir una fuente de financiación alternativa más económica por parte de los particulares.
¿Cuándo bajarán los tipos de interés de nuevo?
Como vemos, los productos de renta fija son los grandes beneficiados de la reciente decisión del BCE de mantener sus tipos de interés en los valores de junio, cuando se redujeron 25 puntos básicos. Aquella resolución ya hizo que varias entidades disminuyesen la rentabilidad de sus cuentas remuneradas, cuentas de ahorro y depósitos a plazo fijo, haciéndolos menos atractivos para los clientes. A pesar de ello, esa rebaja no ha sido, por el momento, muy acusada.
La reducción de los intereses de los productos de renta fija era algo que se venía comentando desde el inicio de 2024, cuando la mejora de la situación económica de los últimos meses de 2023, especialmente por la reducción de la inflación, invitaba a pensar que el BCE relajaría sus medidas de reajuste y, por tanto, bajaría sus tipos oficiales. De hecho, algunos bancos empezaron a recortar la rentabilidad de sus instrumentos antes de que el Banco Central Europeo anunciase su decisión el pasado mes de junio.
De esta manera, parecía que los productos de renta fija serían cada vez menos atractivos conforme fuese avanzando el 2024. Sin embargo, en la actualidad el optimismo económico de principios de año se ha reducido considerablemente, hay señales de que la recuperación se ha estancado y no es probable que el BCE vuelva a reducir sus tipos de interés hasta 2025, lo que seguramente va a prolongar la buena rentabilidad que todavía ofrecen las cuentas remuneradas, las cuentas de ahorro y los depósitos bancarios.
Por lo tanto, aunque muchos productos de renta fija han disminuido su rentabilidad ligeramente, sigue siendo un buen momento para contratar cualquiera de estos instrumentos y seguir consiguiendo altos beneficios con ellos.
¿Qué productos de renta fija son más interesantes en estos momentos?
El mercado de la renta fija ofrece distintos productos con características propias, unas particularidades que los pueden hacer más o menos ventajosos según el contexto y las condiciones y objetivos del cliente.
Si nos centramos en el contexto, en la actualidad los productos de renta fija que probablemente más interesan son los depósitos a plazo fijo, porque en este caso la rentabilidad que ofrecen en el momento de contratarlos se mantiene durante toda la vida del instrumento, que puede ser de hasta cinco años, algo que no ocurre ni con las cuentas remuneradas ni en las cuentas de ahorro, como veremos más adelante. Con ellos es posible, por tanto, aprovechar los altos intereses presentes a largo plazo.
El principal inconveniente de los depósitos a plazo fijo es que el usuario no puede tocar el dinero que ingrese en ellos hasta el vencimiento, por lo que pierde liquidez durante todo ese tiempo. Algunos bancos ofrecen la posibilidad de cancelarlos anticipadamente pagando una penalización, pero otras entidades ni siquiera dan esa opción. Por lo tanto, el interesado en contratar estos productos sólo podrá destinar a ellos fondos que sepa a ciencia cierta que no va a necesitar durante ese periodo.
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Las cuentas remuneradas y de ahorro, por contra, son mucho más flexibles y permiten a sus titulares disponer de su dinero cuando lo deseen sin ningún tipo de restricción ni penalización. Sin embargo, en estos productos los bancos pueden cambiar la rentabilidad que ofrecen cuando quieran, por lo que no servirán para aprovechar los altos intereses que se están dando en estos momentos a largo plazo. Esto es así porque la legislación española contempla que las entidades pueden modificar las condiciones de sus cuentas de duración indeterminada cuando lo estimen oportuno, siempre que, en el caso de perjudicar al cliente, le avisen con al menos dos meses de antelación.
A pesar de que comparten estas dos características, flexibilidad y cambios unilaterales por parte de la entidad, las cuentas remuneradas y las cuentas de ahorro también guardan importantes diferencias. Las cuentas de ahorro son productos pensados exclusivamente para atesorar fondos y ofrecer intereses por ellos, por lo que no permiten realizar operaciones bancarias como domiciliaciones o pagos con tarjeta. Tienen muy pocos requisitos y en la mayoría de los casos basta con disponer de una cantidad mínima de dinero para ingresar. Algunos bancos también exigen que se contrate otro producto de la empresa, generalmente una cuenta corriente asociada.
Cuenta D Freedom24
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Las cuentas remuneradas, por su parte, sí ofrecen los servicios bancarios más habituales, tales como transferencias, domiciliaciones, pagos con tarjetas o bizum, entre otros. Son, por lo tanto, un producto todo en uno que aúna las ventajas de las cuentas de ahorro y las cuentas corriente. Sus desventajas son que suele tener intereses más bajos que los otros dos instrumentos comentados con anterioridad y que sus requisitos son en general más altos, aunque algunas pocas entidades las ofrecen prácticamente sin condiciones.
Las cuentas remuneradas más habituales son las cuentas nómina, en las que el requisito más exigente es que el titular domicilie el sueldo que percibe por su empleo para beneficiarse de ventajas como la ausencia de comisiones o la remuneración. Ese salario, además, debe alcanzar un mínimo mensual para que sea aceptado por el banco.
Algunas de estas cuentas nómina también aceptan ingresos recurrentes que no provengan de un sueldo, como una pensión, una prestación pública como el desempleo o la facturación de trabajadores autónomos, siempre y cuando alcancen el mínimo exigido por la entidad. Otros requisitos de las cuentas remuneradas, ya sean nómina o no, pueden ser la contratación de productos adicionales, como un plan de inversiones, la domiciliación de varios recibos o el uso de la tarjeta bancaria asociada un número determinado de veces al mes o al trimestre, entre otros.
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En lo que se refiere a la rentabilidad que ofrece cada producto, los depósitos a plazo fijo, en general, han venido ofreciendo siempre intereses más altos, aunque en la actualidad hay algunas cuentas remuneradas y de ahorro que alcanzan cifras uy parecidas. En España, de media, los depósitos ofrecen alrededor de un 3,5% TAE, las cuentas de ahorro alrededor del 3% TAE y las cuentas remuneradas en torno al 2,5 % TAE.
Así pues, si el usuario quiere aprovechar al máximo las altas rentabilidades que, por el momento, mantienen los bancos en muchos productos de renta fija, lo que probablemente más le interese es contratar un depósito a plazo fijo para asegurar esos beneficios a largo plazo. No obstante, si no quiere perder liquidez, sigue siendo un buen momento para beneficiarse de las cuentas remuneradas y de ahorro, porque, salvo cambio drástico de la situación económica, es improbable que el BCE baje sus tipos de interés y, por tanto, no es previsible que haya grandes cambios en los intereses de estos productos hasta 2025.