Invertir en acciones: cómo empezar y los mejores brókers para operar
Cómo comprar acciones de empresas nacionales e internacionales desde España
Principales características de las acciones como instrumento de inversión
Gráficos de la fluctuación del precio de las acciones
PABLO R.G
SevillaActualizado a las 01:21
Cuando una persona que nunca ha invertido en activos financieros piensa en comenzar a hacerlo, es habitual que el primer producto de este tipo que se le pase por la cabeza sean las acciones. Estos instrumentos gozan de una dilatada trayectoria y una enorme popularidad gracias a que tienen una enorme presencia en nuestro día a día y en la cultura popular. Periódicos, televisiones y radios informan a diario sobre la evolución de la bolsa, y ésta también aparece en multitud de manifestaciones culturales como libros, series, películas e, incluso, obras de teatro.
Más allá de esa notoriedad social y cultural, lo cierto es que las acciones son activos de lo más interesantes porque ofrecen la posibilidad de conseguir beneficios tanto a corto como a largo plazo. Asimismo, al tener una trayectoria tan dilatada, hay mucha información disponible para aprender cómo funcionan y hacer investigaciones de mercado más profundas. Asimismo, a diferencia de otros instrumentos de inversión, es posible determinar una parte importante de los factores que afectan a su valor y, por lo tanto, prever con mayor fiabilidad sus fluctuaciones. Aunque, por supuesto, siempre hay elementos imprevisibles que pueden afectar a su precio.
Estas y otras múltiples ventajas, sin embargo, también tienen una contraparte negativa. Las acciones no dejan de ser activos con los que la mayoría de los inversores buscan rentabilidad a través de la especulación, esto es, comprar barato con la esperanza de que su precio suba, venderlo más caro y obtener beneficios con la diferencia. Pero esto siempre puede salir mal y que el valor caiga, lo que hará que el usuario tenga perdidas, que pueden llegar a ser considerables. Por lo tanto, invertir en acciones es arriesgado y las posibilidades perder dinero son elevadas.
A continuación te explicamos en detalle qué son las acciones, cuáles son sus principales características, ventajas y riesgos, cómo empezar a invertir en ellas y en qué plataformas se puede hacer, entre otros aspectos.
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¿Qué son las acciones y cómo funcionan?
Las acciones son cada uno de los títulos en los que se divide la propiedad de una empresa cotizada. Al adquirir estos productos, el inversor se hace, por tanto, con una parte de la compañía a la que pertenezcan y adquiere ciertos derechos respecto a la misma, entre los que destaca el de recibir dividendos de la organización, si esta los entrega, en los ejercicios que haya beneficios.
La posibilidad de recibir dividendos por las acciones es una de las formas de obtener rentabilidad con estos instrumentos, aunque lo más habitual es que los inversores utilicen los títulos para especular con su valor: comprarlos baratos para venderlos cuando su precio haya subido y obtener beneficios con la diferencia. Con este último método se pueden trazar estrategias tanto a largo como a corto plazo, lo que da mucha flexibilidad a quienes quieran invertir en acciones.
Los usuarios interesados en invertir en acciones a corto plazo buscarán títulos de empresas en los que se prevea que va a haber fuertes fluctuaciones al alza, por ejemplo por la presentación próxima de resultados anuales favorables, un aumento repentino de la demanda de los productos que ofrece o cambios legislativos beneficiosos para su actividad. Quienes están desean trazar una estrategia a largo plazo, en cambio, prefieren comprar participaciones de compañías sólidas con un crecimiento tal vez moderado pero constante a lo largo de los años. También, de organizaciones que ofrezcan dividendos a sus accionistas, pues de esta forma pueden obtener algunos beneficios todos los años, aunque estos suelen ser bastante moderados. En este sentido, hay que tener en cuenta que no todas las empresas dan dividendos a sus accionistas, por lo que conviene revisar este aspecto antes de comprar unas acciones u otras.
En cualquier caso, tanto si se opta por una estrategia a corto como a largo plazo, hay que tener en cuenta que la evolución del valor de las acciones adquiridas puede ser desfavorable y el usuario puede acabar perdiendo parcial o totalmente el dinero invertido. Por eso, las autoridades financieras recomiendan informarse muy bien de los peligros de operar en bolsa y sólo destinar a este fin fondos no esencial que su propietario pueda permitirse perder.
Principales características de las acciones
- Socio de una empresa: las acciones son títulos de propiedad de una compañía, por lo que las personas que las compran se convierten en socios propietarios de dicha empresa, con diversos derechos como la recepción de dividendos o el voto en su junta de accionistas.
- Mercado amplio y accesible: existen miles de compañías cotizadas en el mundo, por lo que los usuarios pueden optar por invertir en empresas de las regiones y los sectores más diversos. Además, al ser activos tan consolidados, la mayoría de los brókers (intermediarios de productos financieros) tienen un amplio catálogo con, al menos, buena parte de las organizaciones más relevantes de Estados Unidos, Europa y los principales países de Asia.
- Gran cantidad de información disponible: tanto del funcionamiento de las acciones en general como de las distintas bolsas mundiales, y de la actualidad de la empresa, el sector y la región a la que pertenecen, con análisis constantes de expertos y medios especializados.
- Cierta estabilidad: invertir en acciones es arriesgado, pero es cierto que, en comparación con otros activos, como por ejemplo las criptomonedas, su peligro es ligeramente menor. ¿Por qué? Porque no es un mercado tan volátil y los cambios de valor, por lo general, no son abruptos, de tal modo que se pueden contener mejor las pérdidas llegado el caso. Eso sí, esta mayor estabilidad también hace que la posibilidad de conseguir grandes ganancias en muy poco tiempo también se reduzca.
- Comisiones reducidas: las tarifas de los distintos intermediarios suelen ser más bajas para las acciones que para otro tipo de activos, principalmente debido a su popularidad, que hace que se produzcan muchas más transacciones con ellas que con otros instrumentos, lo que permite a los brókers cobrar menos. De hecho, algunas de estas plataformas no cobran nada por la compraventa de acciones.
- Riesgo de liquidez: en ocasiones, cuando un inversor quiere vender sus acciones, es posible que dicha orden tarde en ejecutarse porque no hay compradores interesados en el activo. Esto es más frecuente cuando un instrumento está inmerso en una tendencia a la baja y muchos usuarios quieren deshacerse de ellos a la vez. El peligro que esto conlleva es que cabe la posibilidad de que cuando la orden al fin se complete el valor haya descendido aún más y se pierda aún más dinero.
- Horarios: en términos generales, las acciones sólo se pueden comprar mientras estén abiertas las bolsas a las que pertenecen. Por ejemplo, la Bolsa de Madrid abre de 9:00 a 17:45. Aunque algunos brókers tienen horarios extendidos entre semana que pueden ir desde las 7:30 hasta las 23:30 en los que permiten operar. Los fines de semana no se pueden realizar operaciones con estos activos. En contraste, otros mercados como el de las criptomonedas no cierran nunca, ni por la noche ni los fines de semana.
¿Cómo comprar acciones en España?
Para comprar acciones en España es necesario utilizar intermediarios de activos financiero, comúnmente conocidos como brókers. Esto se debe a que los inversores particulares no tienen acceso directo a estos instrumentos porque la legislación de este ámbito especifica que es necesaria una figura profesional que interceda entre las partes y garantice la legalidad de las operaciones y la validez de las transacciones. Estos intermediarios tienen que cumplir con todas las exigencias que prevé la ley para actividades de esta naturaleza, algo que supervisa mediante un estricto control la Comisión Nacional del Mercado de Valores de nuestro país.
Bróker puede ser cualquier empresa del sector autorizada para ello, como bancos, aseguradoras o sociedades de valores, aunque lo más común hoy día es que sean plataformas digitales especializadas en la compraventa de activos financieros que funcionan como una especie de comercio electrónico donde los usuarios pueden buscar los instrumentos que les interesan. Estas plataformas digitales, además, disponen de una serie de herramientas adicionales para ayudar a los inversores a investigar el mercado, comparar productos, hacer un seguimiento de los activos, analizar las mejores opciones y almacenar los que adquiera.
De esta forma, para comenzar a comprar acciones en España el primer paso debe ser darse de alta en uno de los múltiples brókers que existen en el mercado. Suelen tener muy pocos requisitos, por lo que prácticamente cualquier usuario puede crear una cuenta gratuita con ellos. Una vez rellenado el formulario y enviada la documentación (por lo general, basta con un documento de identidad válido y en vigor), los empleados de la plataforma tendrán que revisarlo todo para comprobar que el solicitante es efectivamente quien dice ser. Si todo está en orden, autorizarán el alta. Para empezar a invertir sólo restará que la persona asocie un método de pago a su perfil y deposite la cantidad con la que quiera operar.
Aspectos que tener en cuenta al elegir un bróker para invertir en acciones
Como hemos comentado un poco más arriba, actualmente existe una buena variedad de brókers con los que se puede invertir en acciones en España, cada uno con sus características, beneficios y desventajas propios. Por eso, es importante comparar lo que ofrecen unos y otros para averiguar cuál es el que más interesa al usuario para comenzar a invertir.
No obstante, el primer paso para escoger un bróker no es investigar sus características, sino definir los objetivos económicos propios y el tipo de inversiones que quiere llevar a cabo el usuario para, una vez tenga eso claro, poder elegir el intermediario que mejor se adapte a sus exigencias. Por ejemplo, si lo que te interesa es invertir en acciones de países emergentes, debes buscar una plataforma que trabaje con esos mercados no tan comunes, pues los que suelen estar disponibles con carácter general son los europeos y estadounidenses. Del mismo modo, en este caso conviene dar con un bróker que no cobre comisiones por la compraventa de acciones, o que tenga tarifas bajas para estos activos.
Una vez el usuario haya definido sus preferencias y objetivos, ahora sí toca dar el paso para buscar el bróker que más le convenga. Lo primero que se debe comprobar son los activos y los mercados con los que trabajan las plataformas, puesto que no todas dan acceso a los mismos mercados ni a los mismos productos. En lo que se refiere a las acciones, no debe haber demasiado problema dado que son tan populares que la mayoría de los intermediarios disponen de ellas. En cuanto a los mercados, es habitual que estén disponibles títulos de empresas de Estados Unidos y Europa, para otras regiones hay que afinar la búsqueda.
Otro aspecto importantísimo que tener en cuenta son las tarifas de los brókers que se estén comparando, pues cuanto más altas sean, menos rentable será la inversión. Hay que prestar atención tanto a las directamente relacionadas con la compra de acciones como aquellas vinculadas a otros servicios de la plataforma, como la custodia de los activos que se mantengan en cartera, por ingresar fondos con determinados métodos de pago o por el uso de algunas herramientas.
En lo que se refiere a invertir en acciones, también hay que tener en cuenta que existen brókers que no cobran comisiones de compraventa por estas operaciones. Aunque el usuario debe investigar el resto de aspectos de dichos brókers para averiguar si todo le cuadra, son una opción de lo más interesante para reducir al máximo los costes de operar.
Una de las diferencias más significativas de los distintos brókers que existen actualmente es su grado de dificultad. Unos están pensados para usuarios avanzados que precisen de herramientas profesionales, mientras que otros están dirigidos a inversores principiantes que necesitan funciones sencillas y fácilmente comprensibles. En función del nivel de conocimientos y experiencia de la persona, le convendrá elegir uno u otro.
Una solución intermedia es elegir un bróker que disponga de diversos tipos de cuentas adaptadas a los conocimientos y experiencia del usuario. En este caso, cuanto más avanzada sea la cuenta, mayor número funciones y más complejas estarán disponibles. Es posible que también den acceso a activos más arriesgados y, por tanto, sólo recomendados para expertos. La pega de esto es que esas cuentas más avanzadas pueden ser de pago, con cuotas mensuales o anuales. Pero pueden ser una buena opción para quienes deseen profundizar en sus conocimientos sobre los mercados de inversión y quieran tener la posibilidad de disponer de herramientas más profesionales en el futuro sin tener que cambiar de intermediario.
Una de las funciones que interesa que el bróker tenga, independientemente de su grado de dificultad, es la de las órdenes automáticas. Éstas permiten al usuario configurar, por ejemplo, que se vendan unas acciones cuyo valor caiga por debajo de una cifra dada, para contener pérdidas, o por encima de un precio determinado, para asegurar unas buenas ganancias en posibles picos. Existen varias órdenes automáticas distintas, pero las más importantes, y por lo tanto las que al menos debería tener la plataforma elegida, son Stop loss (detener pérdidas) y Take profit (recoger beneficios).
Otro aspecto importante que tener en cuenta es el de la regulación del bróker. Los intermediarios fiables están registrados y supervisados por organismos públicos de control financiero como la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) de España, la Autoridad Federal de Supervisión Financiera (BaFin) de Alemania, la Autoridad Financiera de Francia (AMF) u otra agencia estatal parecida de países de la Unión Europea o de terceros con acuerdos con ésta.
Al estar registrados en estos organismos, los bróker tienen que cumplir con la normativa europea y española para los mercados de valores, en la que se recogen una serie de exigencias mínimas relativas a la transparencia, la seguridad de las transacciones, de los fondos, de los activos que almacenen y para la protección de datos de sus usuarios, entre otros aspectos. Asimismo, estas agencias estatales supervisan constantemente la actividad de estas empresas para garantizar que los siguen cumpliendo a lo largo del tiempo. Por lo tanto, los intermediarios que estén registrados y regulados por alguna de ellas son fiables y el inversor puede tener la tranquilidad de que sus fondos y sus activos están a salvo.
La inmensa mayoría de los brókers disponen actualmente de aplicaciones móviles, pero no todas ellas están igual de optimizadas. Si el usuario desea disponer de una app que le permita operar desde cualquier lugar con conexión a internet, es importante que se asegure de que es buena. Para ello, lo más importante es comprobar que la aplicación funciona de forma fluida sin problemas, que tiene las mismas opciones que la versión web, que su diseño no difiere mucho del de escritorio (para no acusar el cambio de una a otra) y que permite configurar alertas y notificaciones.
Por último, algunos brókers han comenzado a ofrecer recientemente intereses por el saldo no invertido del usuario, como si de una cuenta de ahorro se tratase. Se trata de una opción muy atractiva, ya que permite conseguir ingresos pasivos mientras se espera a la siguiente oportunidad de inversión, por lo que también es algo que tener en cuenta al elegir entre una plataforma u otra.
Costes de invertir en acciones
Como intermediarios que son, los brókers cobran por sus servicios. Las tarifas de unos y otros varían, y los hay incluso que permiten invertir en acciones gratis. Conviene repasar todos los costes de estas plataformas, tanto los relacionados directamente con los activos con los que desea operar el usuario como otros que tienen que ver con los servicios de la plataforma, para averiguar el desembolso que van a suponer, pues habrá que tenerlo en cuenta a la hora de calcular el total de las pérdidas o las ganancias obtenidas.
El gasto más habitual a la hora de invertir en acciones es la comisión por comprarlas o venderlas. Esta puede ser fija o variable, en este último caso se cobra un porcentaje del coste total de la operación. En el caso de estos activos, hay algunos brókers que no cobran nada por adquirirlos o traspasarlos, un aspecto que conviene tener en cuenta porque hará que la inversión sea más rentable.
Otros gastos habituales que incluyen los brókers son los relacionados con algunos servicios adicionales que presta la plataforma, tales como el uso de herramientas avanzadas, por la custodia de los activos adquiridos o las cuotas mensuales de las cuentas más profesionales en aquellos intermediarios que tienen esta opción.
En algunas ocasiones los brókers también cobran los cambios de divisa, en los casos en los que se hayan hecho inversiones en una moneda distinta al euro, o por depositar o retirar fondos con determinados métodos de pago, en general aquellos que son instantáneos como las tarjetas bancarias.
Por último, algunos brókers también pueden cobrar una comisión por inactividad, que se empieza a cargar al usuario cuando pasa más de un año sin que haya realizado ningún movimiento en la plataforma.