Qué es un ETF y cómo funciona: todo lo que necesitas saber sobre uno de los activos más populares

Análisis de los ETF con instrumentos de inversión para diversificar la cartera de activos

Cómo comprar ETF en España con brókers seguros

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Herramientas y opciones de inversión en ETF

PABLO R.G

Sevilla
14/02/2024

Actualizado a las 01:20

Sin hacer tanto ruido como las criptomonedas, ni tener la fama y trayectoria de las acciones, los ETF (exchange-traded funds, fondos de inversión cotizados en español) se van haciendo cada vez más hueco entre las carteras de los inversores españoles, en especial de los más jóvenes, según diversas informaciones y estudios elaborados al respecto. El motivo es sencillo: son activos con muchas más ventajas que desventajas y se pueden considerar un oasis de relativa estabilidad en el siempre volátil mercado de los productos financieros de inversión.

Esto no quiere decir que los ETF no sean arriesgados. Como ocurre con cualquier activo, el usuario debe tener claro que al invertir en fondos de inversión cotizados está poniendo en peligro su dinero, y la posibilidad de incurrir en pérdidas es muy real. Sin embargo, si se compara con productos como las acciones o, especialmente, las criptomonedas, es cierto que los ETF tienen un riesgo ligeramente menor.

Asimismo, dado que no dejan de ser fondos de inversión, el usuario puede comprar participaciones en un ETF y despreocuparse de muchas de las dinámicas que rigen la actividad con este tipo de productos, como investigar el mercado, estar atento a sus fluctuaciones y comprar o vender en los momentos adecuados. Es la empresa que gestiona el ETF la que se encarga de todo esto, el inversor sólo debe consultar de vez en cuando la evolución global del fondo para decidir si mantiene sus operaciones con él, se deshace de sus participaciones o adquiere más.

A continuación te explicamos en detalle qué es un ETF, cómo funciona, por qué su riesgo es ligeramente menor que el de otros activos o sus diferencias con los fondos de inversión tradicionales, entre otros aspectos.

 

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¿Qué es un ETF?

Los ETF son unos fondos de inversión cuyas participaciones cotizan en bolsa, es decir, que se pueden comprar y vender en cualquier momento de la sesión bursátil, como ocurre con las acciones. De esta forma, aúnan las mejores características de los fondos de inversión tradicionales y de las acciones al tiempo que eliminan una parte de las desventajas de ambos productos financieros, lo que hace que sean activos tan atractivos para muchos usuarios.

Las principales ventajas que los ETF toman de las acciones son su accesibilidad y flexibilidad. Al contrario de lo que sucede con los fondos de inversión tradicionales, en los que hay que esperar a que cierre la sesión y se valore la cartera para comprar o vender sus participaciones, los ETF se pueden adquirir o traspasar en cualquier momento de la sesión bursátil y su valor fluctúa constantemente, como ocurre con los títulos de las empresas. Esta característica hace su compraventa sea mucho más sencilla tanto para los brókers (plataformas de compraventa de activos financieros) como para los usuarios, motivo por el que la mayoría de los intermediarios de productos de inversión los comercializan.

Asimismo, como el usuario puede seguir la evolución de su valor en tiempo real y comprar o vender sus participaciones durante prácticamente todo el día, puede aprovechar mucho mejor las oportunidades de mercado que se presenten cuando haya fluctuaciones para comprar ETF a la baja o vender al alza.

A toda esa flexibilidad y accesibilidad hay que añadir las principales ventajas de los fondos de inversión tradicionales que están presentes en los ETF: menor riesgo, diversificación con pocos recursos, mayor comodidad y no es necesario tener conocimientos avanzados de trading. Como los fondos de inversión convencionales, los ETF son creados y administrados por empresas especializadas en estos servicios, conocidas como sociedades gestoras, que son las que se encargan de configurarlo, investigar el mercado para encontrar buenas oportunidades, comprar y vender y, en definitiva, tratar de conseguir ganancias para todos los que participen en el fondo.

Una vez ha configurado el ETF, la sociedad gestora pone a la venta sus participaciones y cualquier usuario puede adquirirlas según el precio de mercado. Al aunar capital de muchas personas, el fondo podrá hacer grandes inversiones en instrumentos diferentes para diversificar. Los ETF puede estar formados por 30 o 40 activos diversos, factor que los hace menos arriesgados.

De esta manera, cuando un usuario adquiere una participación de un ETF, invierte en un grupo de activos a los que, por sí sólo, tendría muy difícil acceso porque necesitaría una gran cantidad de recursos. Además, arriesga menos porque, al existir tal diversificación, las posibles pérdidas de unos instrumentos se pueden compensar con las ganancias de otros. Y todo esto sin tener que preocuparse por investigar constantemente el mercado, tarea de la que se encargan los profesionales de la sociedad gestora.

Invertir en ETF: ¿es lo que estás buscando?

Así pues, según hemos podido ver, los ETF son flexibles, relativamente sencillos y menos arriesgados que otros activos. Pero claro, todas estas ventajas tienen algunas contrapartes negativas que no los hacen aptos para todo tipo de inversores.

Dadas sus características, los ETF tienden a tener tanto crecimientos como descensos moderados. Aunque en algunos casos pueden experimentar fluctuaciones abruptas, no suele ser habitual, ya que la diversidad de los activos que los componen les da bastante estabilidad. Esto supone una enorme ventaja para inversores conservadores que deseen operar con instrumentos que tengan perspectivas de crecimiento moderadas pero constantes. Sin embargo, no resultará nada atractivo para quienes busquen inversiones a corto plazo, pues sus variaciones no suelen ser tan significativas como para ofrecer importantes beneficios en pocos días.

Por lo tanto, los ETF son recomendables para inversores conservadores que quieran arriesgar lo menos posible y busquen ganancias, sobre todo, a largo plazo. Quienes deseen arriesgar más para tener mejores perspectivas de rentabilidad inmediata probablemente prefieran otro tipo de activos.

Por otra parte, los ETF también son una buena puerta de entrada para quienes se inicien en los mercados de inversión. Dado que no son tan complejos como otros activos, su riesgo es ligeramente menor y no es necesario tener conocimientos avanzados, los usuarios noveles pueden utilizarlos para empezar a operar e ir adquiriendo experiencia y conocimientos en este ámbito antes de dar el salto a otros instrumentos.

No obstante, es preciso advertir que, a pesar de que son menos arriesgados y más sencillos, los ETF no dejan de ser productos de inversión, por lo que el peligro de perder dinero con ellos es muy real. Antes de empezar a operar con estos fondos de inversión cotizados es recomendable que el usuario se informe muy bien sobre su funcionamiento y sólo comience a invertir cuando sea plenamente consciente del riesgo al que va a exponer su dinero.

Asimismo, aunque el funcionamiento de los ETF es más sencillo y no requiere que el inversor esté constantemente atento al mercado, tampoco puede desentenderse por completo si quiere hacer crecer su dinero. Como mínimo, debe consultar de vez en cuando la evolución del valor del fondo y los movimientos que ha hecho la sociedad gestora para averiguar si le sigue convenciendo o ha llegado la hora de vender sus participaciones.

Características más destacadas de los ETF

  • Diversificación sencilla y económica: es posible diversificar al comprar una sola participación en un ETF.
  • No es necesario hacer un seguimiento exhaustivo del mercado: basta con estar atento de vez en cuando, puesto que es la sociedad gestora la que se encarga de investigar, comprar, vender y buscar la rentabilidad para el fondo.
  • Flexibilidad: su compraventa funciona igual que la de las acciones, por lo que los inversores pueden adquirir o traspasar sus ETF en cualquier momento de la sesión bursátil sin el más mínimo problema.
  • Tarifas: los ETF suelen tener comisiones por compraventa y, además, costes de mantenimiento que se abonan anualmente a la sociedad gestora por su trabajo. Esto supone una diferencia con las acciones, en las que sólo se paga por adquirir o traspasar el activo.
  • Diversidad: existen diferentes tipos de ETF, por lo que los usuarios pueden acceder a los mercados más diversos gracias a ellos. Los fondos de inversión cotizados pueden tratar de replicar la evolución de un índice determinado (como el S&P500 o el Ibex35), estar especializados en un sector, como la inteligencia artificial, una región, una materia prima o un activo concreto, como los pares de divisas o las criptomonedas.
  • Riesgo: aunque se pueda considerar a los ETF activos de menor riesgo que otros como las acciones o las criptomonedas, el peligro de perder dinero con ellos sigue siendo elevado. Por eso, es recomendable que el usuario se informe bien sobre este mercado y los riesgos a los que expone su dinero antes de empezar a operar con fondos de inversión cotizados.

¿Cómo comprar ETF en España?

Para comprar ETF en España es necesario contar con los servicios de un intermediario autorizado para este fin, conocido como bróker. Estos brókers pueden ser diversas empresas del sector financiero, desde bancos a sociedades de valores, pero lo más habitual es que se trate de plataformas digitales especializadas en la compraventa de activos,

Los brókers son intermediarios necesarios porque la legislación española del mercado de valores no permite a los ciudadanos particulares adquirir directamente activos, sino que contempla que haya una mediación profesional por parte de empresas que aseguren la autenticidad de los instrumentos, su valor y la validez de las transacciones, entre otros aspectos. Por este motivo, para trabajar legalmente en España estas plataformas deben estar registradas en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y reguladas por este mismo órgano público u otro análogo de un país de la Unión Europea, o un tercero con acuerdos con la UE.

Que el bróker elegido para invertir en ETF esté regulado por la CNMV u órganos análogos, como la Autoridad Federal de Supervisión Financiera (BaFin) de Alemania o la Autoridad Financiera de Francia (AMF), entre otras, es imprescindible para estar seguros de que la plataforma elegida opera con todas las de la ley. Estas entidades velan porque se cumplan una serie de requisitos mínimos que garanticen la validez de las transacciones, la transparencia, los activos, el capital y los datos personales de los usuarios.

Operar con brókers que no estén regulados es muy peligroso, puesto que los mercados de inversión mueven mucho dinero y están en el punto de mira de muchos delincuentes, por lo que es posible ser víctima de algún tipo de estafa con plataformas que no cumplan con los requisitos legales para trabajar con activos en España.

Además de la regulación, el usuario debe tener en cuenta otros aspectos también importantes a la hora de elegir un bróker. Para empezar, el número y la variedad de ETF que tiene disponibles, puesto que no todas las plataformas dan acceso a los mismos fondos de inversión cotizados. La mayoría disponen de ETF que replican índices importantes, o especializados en sectores o materias primas populares, como empresas tecnológicas o el oro, pero si el inversor quiere tener acceso a otros menos comunes, por ejemplo de determinados mercados emergentes, puede tener ciertas dificultades para encontrarlos en según qué intermediario, por lo que es importante revisar la oferta disponible antes de decantarse por uno u otro.

Otro aspecto que hay que tener en cuenta son los costes. En general, las operaciones con ETF tiene dos tarifas básicas, las comisiones por compraventa y por administración. A estas se pueden sumar otras propias del bróker, como la de custodia de los activos o por ingresar fondos a través de determinados métodos de pago. Las cifras de estas tarifas pueden varias considerablemente y, de hecho, algunos brókers no cobran una o varias de ellas.

Las herramientas de que disponga el bróker es una consideración más que tener en cuenta, pues éstas pueden facilitar enormemente la operativa del inversor, ayudarle a tomar mejores decisiones, alertarle cuando los ETF alcancen precios que le interesan, tanto de compra como de venta, o facilitarle la configuración de órdenes automáticas que le permitan adquirir o traspasar participaciones en fondos de inversión cotizados cuando su valor llegue a un determinado número preestablecido.

Por último, no está de más que el bróker elegido cuente con una buena aplicación móvil. Esta debe permitir al usuario realizar las mismas operaciones y disponer de la mayoría de las herramientas que la versión de ordenador, con la salvedad, quizás, de aquellas que no puedan adaptarse bien al formato reducido de los dispositivos móviles.