El Banco Central Europeo (BCE) siguió en enero con su relajación de la política monetaria. La institución presidida por Christine Lagarde bajó los tipos de interés por cuarta vez consecutiva, con un recorte de 25 puntos básicos que dejó esta tasa en el 2,75%. A medida que el BCE ha ido reduciendo el precio del dinero, los economistas y los analistas, e incluso los propios miembros del banco, han estado preguntándose hasta qué nivel tienen que caer los tipos de interés para encontrar el equilibrio sin afectar al crecimiento ni a la inflación, es decir, llegar al tipo de interés neutral.

La respuesta la dio el propio BCE a comienzos de febrero. Un informe elaborado por los economistas Claus Brand, Noëmie Lisack y Falk Mazelis situó el tipo de interés neutral entre el 1,75% y el 2,25%. Sin embargo, esas cifras no zanjan del todo el debate, ya que el estudio matizaba que esa horquilla “debe considerarse meramente indicativa”. Los responsables del BCE han insistido en esa idea. Por ejemplo, la presidenta de la institución comunitaria, Christine Lagarde, ha aclarado que esa franja no indica que los tipos vayan a seguir bajando hasta situarse en ese margen, mientras que el vicepresidente, Luis de Guindos, se ha referido al tipo de interés neutral como un concepto más académico que práctico.

¿Qué es el tipo de interés neutral?

El tipo de interés neutral se puede entender como el punto de equilibrio en el que los tipos permiten que la economía siga creciendo sin que la inflación se dispare, o dicho de otra forma, aquel nivel en el que ni se lastra ni se estimula la economía. En tiempos de inflación disparada, como ocurrió hace un par de años, el BCE subió el precio del dinero para tratar de atenuar las presiones inflacionistas y conseguir que los precios volvieran a la senda del 2%; por el contrario, en tiempos de estancamiento, el organismo reduce los tipos de interés para reactivar la actividad. De hecho, hasta hace no tanto, los tipos de interés estaban en terreno negativo para tratar de dejar atrás la crisis financiera de 2008 y sus secuelas.

En 2022, después de la pandemia y la pospandemia, el BCE comenzó una política más restrictiva, con repuntes de los tipos de interés para tratar de frenar la crisis inflacionaria. En 2024, el BCE inició una política de relajación monetaria a medida que la inflación dejaba atrás los niveles de doble dígito, ya que su objetivo es mantener ese indicador en el objetivo del 2%. A lo largo del año pasado, la institución presidida por Lagarde rebajó en cuatro ocasiones los tipos de interés, tres de ellas consecutivas. Este 2025, en su primera reunión en enero, recortó un poco más el precio del dinero hasta llegar al 2,75%, y el consenso del mercado espera que siga por ese camino al menos hasta junio.

Aunque el tipo de interés neutral no puede considerarse como un indicador de política monetaria, como han recalcado desde el propio BCE, da algunas orientaciones de hacia dónde se dirige el banco en esta etapa y hasta dónde puede llegar. Si se toma como referencia esa horquilla de entre el 1,75% y el 2,25%, el BCE tendría un margen de, al menos, medio punto para seguir recortando el precio del dinero. Sin embargo, la realidad es que el organismo no tiene una postura predeterminada sobre los tipos de interés y las decisiones al respecto se toman reunión a reunión, en función de análisis, estadísticas y datos de inflación de cada encuentro.

¿Cómo afecta el tipo de interés neutral?

El tipo de interés neutral es un término más próximo a la academia que a la realidad. Esa horquilla representa una zona en la que el precio del dinero estaría en una posición adecuada para que la economía siga creciendo y la inflación esté controlada, pero no es automático y está expuesto a factores externos. Por tanto, el tipo de interés neutral no tendría un efecto directo en la vida de los ciudadanos, ya que sólo se trata de un nivel orientativo y pensado, más bien, para los estudios y proyecciones económicas. De hecho, ni siquiera entre los miembros del Consejo del BCE existe consenso sobre la utilidad de esa referencia.

Aunque el tipo de interés neutral no tenga ningún impacto en la vida de los ciudadanos, puesto que se trata de un indicador, sí lo tienen las decisiones que toma el BCE en cada reunión. Tanto si deciden subir los tipos como si optan por bajarlos, las repercusiones se notan en el bolsillo. Una subida de los tipos de interés encarece productos como los préstamos o las hipotecas, en resumen, eleva el coste de endeudarse. Por el contrario, una bajada del precio del dinero implica que el BCE presta fondos a las entidades del sistema bancario a un precio menor y estas, a su vez, se lo ofrecen más barato a sus clientes.

Las personas que más notan estos cambios de la política monetaria son aquellas que tienen, por ejemplo, una hipoteca a tipo variable, ya que en cada revisión pueden ahorrarse dinero, en caso de bajada, o ver incrementadas sus cuotas, si suben los tipos, todo en función de la dirección que haya adoptado en ese momento el BCE. Aquellos que sean titulares de depósitos a plazo fijo o de cuentas de ahorro también verán modificaciones. Así, si suben los tipos de interés, la rentabilidad de estos productos aumenta, mientras que si bajan los tipos, se vuelven menos atractivos.

En cualquier caso, la transmisión de la política monetaria no afecta por igual a todos los países de la zona euro. En estados como España, Italia o Portugal son más frecuentes las hipotecas a tipo variable, por lo que los clientes notan enseguida las decisiones que se toman en Fráncfort, mientras que en otros países, como por ejemplo Francia, donde son más habituales las hipotecas a tipo fijo, estos cambios no se notan tanto, al menos en ese tipo de producto.